Cargado de honores y medallas, con paso firme y mirada orgullosa,el guerrero samurai se detuvo ante el maestro,puso la mano izquierdasobre su pecho y con la derecha rodeósuavemente el puño de su sable.Juntó los talones, hizo una veniacomo gesto de un respetuoso saludo,y dirigiéndose al anciano le preguntó:-Maestro, enséñame la diferencia entre el cielo y el infierno.El maestro lo miró despectivamente y,después de un largo silencio,le repuso al samurai:-Enseñarte a ti, que eres superfluo y arrogante,que crees que vales por la fuerza de tu espadao el tamaño de tu bolsa, es inútil.No sé si tu cabezota es capaz de entenderlas palabras más simples.El...