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viernes, 20 de noviembre de 2009

Hay milagros que no son suficientes

Se trataba de un buen hombre, un judío muy piadoso,
organizado y meticuloso. Era apegado a sus tradiciones.

A su hijo, siguiendo la costumbre hebrea, le pedía que
siempre llevara sobre su cabeza el kipá, un pequeño
sombrero que se centra sobre el remolino.

Un día, al llegar a su casa, encontró muerto a su amado
hijo. Desesperado por el dolor y el desconsuelo al ver
el cuerpo sin vida del muchacho, quien aún vestía el
sombrerito, lo tomó entre sus brazos y corrió a una playa.

Empezó a orar, arrodillado, con la frente hacia el sol
de colores ocres y amarillos, que, en un imponente
atardecer, parecía sumergirse en el océano.

- Dios, mi Señor, -imploraba desde su corazón- devuélveme
la vida de mi hijo. Yo he sido un buen hombre, te he
servido toda mi vida.

- Señor, -continuaba con intensidad, sujetando el niño
sin vida entre sus brazos- estoy dispuesto a hacer lo
que sea para recuperar a mi hijo. Te ruego no me despojes
de él.

En ese instante, el firmamento se tornó púrpura, las nubes
se abrieron vislumbrando un cielo claro, el mar de repente
se agitó y una fuerza misteriosa le arrebató al niño de sus
brazos.

En un santiamén reapareció, frente a él, el niño vivo,
pleno de salud y sonriente. El hombre, feliz, abrazó al
muchacho, lo miró de arriba a abajo y dirigiéndose al
cielo, dijo en tono de ruego:

- Dios, mi señor, muchas gracias, pero... ¿podrías también
devolverme el sombrerito de mi hijo?

Amig@, ¿cuáles son los milagros que has creado con la
fuerza de tu fe y tu compromiso? ¿Cuáles son los milagros
que la vida te regala día a día por el hecho de ser parte
de ella? ¿Cuáles son los milagros que podrías valorar y
disfrutar con mayor gratitud?

Por Carlos Devis

Atentamente,

Eloy Romero Laura
http://www.triunfaya.com/
http://www.dejatuempleo.com/
Skype: eloy_romero


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