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sábado, 28 de agosto de 2010

Tu Vales Mucho - Que nadie te diga lo contrario.

Si un desconocido en la calle se te acerca y te grita en tu cara "Eres un inútil", tu primera reacción sería una de sorpresa y luego lo más seguro es que lo ignorarás por completo pensando que el "inútil es el o se lo dirás en su cara – ojalá te resistas de darle un puñetazo en la nariz por ser tan grosero contigo, aunque se lo merezca. Ahora, si esa persona es una persona importante para ti, como tu pareja, familiar o amigo, esas palabras vienen con una carga emocional fuerte, haciendo que ignorar esas palabras sea más difícil.

Pero como lo dije antes, siguen siendo SU opinión y SU apreciación de ti – que te afecté o no, dependerá de tu propia auto–estima y auto–confianza y de lo que tu conoces como la veracidad de sus ataques. Sin embargo, no dejan de doler y de producirnos heridas en el corazón y en el alma que ojalá el tiempo pueda sanar.

No podremos definir nuestro destino si las opiniones de los demás van a definir el rumbo de nuestras vidas. Porque si no, cada vez que queramos emprender algo, su opinión será lo que defina nuestras acciones y no nuestro deseo. Y si vamos a vivir nuestra vida bajo los términos de otros, estaremos condenados a vivir muy, muy por debajo de nuestro potencial y de ser libres de elegir. ¿Elegir que? – Lo que sea, pero la elección tiene (y debe) que ser nuestra.

Cada persona sobre la tierra es único y maravilloso; lleno de cualidades y defectos y bondades y errores; con su historia personal, su propósito de vida y su destino, esperandolo a que el lo conquiste. ¿Quieren ceder el poder de elegir a otro o lo quieren de ejercer libremente? Entonces, ¿porque le damos tanta importancia a lo que los otros piensan de nosotros?, cuando lo que deberíamos de hacer es fortalecer la imagen que tenemos de nosotros mismos, que a final de cuentas, es la única que importa.

Veanse en el espejo cada mañana como un ser maravilloso, mandense un beso y salgan al mundo cada día a conquistarlo y a definir su vida bajo sus propios términos sin importar lo que otros hagan o piensen. Y si alguien piensa que son "inútiles", que lo sigan pensando, a final de cuentas son ellos quienes se están haciendo daño a si mismo al permitir que su corazón y alma se sigan envenenando.

Repitan después de mi: "Soy un ser maravilloso, creo mi propio destino y la opinión de los demás no afectará lo que yo pienso de mi mismo".

¿Y si no lo creen? No importa, Brian Tracy dice que aunque lo que te digas a ti mismo no sea cierto en ese momento, si lo repites las suficientes veces poco a poco lo creerás y en eso te convertirás.

Les deseo el mayor de los exitos.
Por Anthony W. Cooper


Atentamente,

Eloy Romero Laura
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Skype: eloy_romero


viernes, 20 de agosto de 2010

Poder del Pensamiento Positivo.

Si piensas que éstas vencido, lo estás;
Si piensas que no te atreves, no lo harás;
Si piensas que te gustaría ganar,
pero que no puedes, no lo lograrás;

Si piensas que perderás, ya has perdido;
Porque en el mundo encontrarás que el
éxito comienza con la voluntad del hombre.

Todo está en el estado mental;
Porque muchas carreras se han perdido
antes de haberse corrido;

Y muchos cobardes han fracasado
antes de haber su trabajo empezado.

Piensa en grande y tus hechos crecerán;
Piensa en pequeño y quedarás atrás;
Piensa que puedes y podrás;
Todo está en el estado mental.

Si piensas que estás con ventaja, lo estás;
Tienes que pensar bien para elevarte;
Tienes que estar seguro de ti mismo
antes de intentar ganar un premio;

La batalla de la vida no siempre la gana
el hombre más fuerte o el más ligero;

Porque tarde o temprano, el hombre que gana
es aquel que cree poder hacerlo.
Dr. Christian Barnard


Atentamente,

Eloy Romero Laura
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jueves, 12 de agosto de 2010

10 Claves Sencillas en todos los Grandes Lideres.

Muchas personas creen que para cultivar las actitudes propias de los grandes líderes van a necesitar demostrar cosas tremendas, que quedarán fuera de su alcance. Nada más lejos de la realidad. Existen una serie de claves sencillas que realmente son las que marcan la diferencia. Estas claves son las que mantenidas consistentemente a lo lago del tiempo, terminan llevando al liderazgo, la excelencia y la maestría.

¿Cuáles son esas pequeñas claves que tienen tanto poder como para forjar en último término líderes de excelencia? Los grandes líderes son capaces de hacer las pequeñas cosas extremadamente bien. Los elementos que vamos a ver a continuación siempre están presentes en el comportamiento de los verdaderos líderes, y son el fundamento de su grandeza como personas.

Veamos cuales son esas claves:h

1.-Los líderes están centrados en el presente. Prestan atención total a lo que están haciendo en cada instante, o a la persona con la que están interactuando. A diferencia de la mayoría que siempre parece estar “en otro lugar” cuando se habla con ellos, los líderes te hacen sentir que les importas, que quieren escucharte y que verdaderamente comprenden lo que quieres transmitirles.

2.-Los líderes escuchan en profundidad. Como están centrados en lo que están haciendo en ese momento, son capaces de recordar no solo con quien han hablado, sino lo que realmente se dijo. Cuando un líder está escuchando, puedes tener la certeza de que está captando toda la profundidad del mensaje. Y ese esfuerzo de atención por escuchar realmente, tiene su reflejo en la sabiduría de las acciones que posteriormente emprende.

3.-Los líderes hablan pensando en lo que dicen. Siempre son conscientes de que las palabras tienen un efecto poderoso en quien las escucha. En lugar de esconderse tras los gritos y una actitud de fuerza para enmascarar su falta de capacidad, los líderes basan su poder de convicción en la elección de las palabras adecuadas transmitidas con la emoción precisa.

4.-Los líderes son grandes animadores. Al sentirse seguros de su propia valía, los líderes son capaces de animar a los demás. Animan a otros a sacar lo mejor de si mismos y a asumir riesgos, a levantarse después de cada tropiezo, a que mejoren su desempeño, y a que persigan sus sueños. Un gran líder siempre es un animador infatigable.

5.-Los líderes son honestos. Quienes son líderes verdaderos han de conocerse bien a si mismos, para de este modo, poder tener la fortaleza necesaria para ser congruentes. La congruencia se basa en pensar, decir y hacer lo mismo. Ellos no dicen algo en público para después hacer algo totalmente diferente en privado. No buscan excusas fáciles para justificar su falta de congruencia. Simplemente hacen lo que es honesto y correcto.

6.-Los líderes son humildes. La arrogancia nunca está presente en la vida de los auténticos líderes. Ellos saben que aunque a corto plazo puedan resultar atractivas las sensaciones de mantenerse en una actitud arrogante, el coste a largo plazo es altamente negativo. Un gran líder siempre es tremendamente humilde. Humilde para aprender, humilde para demostrar con el ejemplo su mensaje, y humilde para saber reconocer sus limitaciones.

7.-Los líderes perseveran. Los líderes son conscientes de que cuando se asumen riesgos, es posible tener algún fracaso. Pero ellos conocen bien que no existen fracasos, sino resultados que no han sido los apropiados. Para ellos los fracasos son simples etapas y parte del camino para lograr el resultados deseado. Son un proceso para alcanzar mayor maestría y sabiduría. A pesar de esas “derrotas” temporales en el camino, siempre perseveran.

8.-Los líderes demuestras coraje. Son conscientes de que todo el mundo tiene miedos en ocasiones. Pero nunca permiten que sus miedos e incertidumbres les detengan en el avance hacia sus sueños. Saben situarse en esos estados emocionales de fortaleza en los que lo mejor que hay en ellos mismos aflora. Siempre son capaces de crecerse ante las dificultades.

9.-Los líderes son respetuosos. Siempre saben tratar a los demás con respeto, y por supuesto siempre esperan que ese respeto les sea correspondido. Los líderes jamás se dirigirán a una persona faltándole el respeto, y por supuesto jamás tolerarán ser tratados de manera irrespetuosa. El respeto para ellos nace de la convicción de que todas las personas son especiales en algún sentido, y por ello merecen ser tratadas con el máximo respeto.

10.-Los líderes son atentos. Saben reconocer y elogiar el esfuerzo de los demás. Dejan siempre su marca a través de un cumplido sincero, o de un saludo efusivo y cálido. En esa atención a los demás, también se esfuerza por respetar sus citas y compromisos, estar bien organizado para cumplir los plazos a los que se compromete, y valorar tanto el tiempo de los demás como el suyo propio.Estas son algunas de las “pequeñas claves” que suponen las piezas maestras sobre las que los grandes líderes desarrollan su grandeza. Son áreas que siempre pueden ser trabajadas para mejorarlas día tras día. ¿Y cuál es la recompensa por hacerlo? Un sentido de confianza, propósito y paz con uno mismo más allá de lo que pueda imaginar.
Fuente: www.clubsuperacion.com


Atentamente,

Eloy Romero Laura
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Skype: eloy_romero

viernes, 6 de agosto de 2010

¿Por qué Nos da Miedo Volar?

"Todos fuimos hechos para volar, para darnos cuenta de nuestro increíble potencial como seres humanos. Pero en lugar de hacer eso, nos posamos en nuestras ramas, aferrados a las cosas que nos resultan familiares. Las posibilidades son infinitas pero, para la mayoría de nosotros, permanecen sin ser descubiertas". -Isha

¿Qué es ser verdaderamente libre? ¿Cómo encontrar ese espacio profundo de paz y tranquilidad, en donde todo resulta perfecto, todo es para nuestro bien? ¿Por qué a veces nos enganchamos con las historias y miedos del pasado? ¿Por qué no soltamos esas lozas pesadas que no nos dejan avanzar? ¿Será que fuimos creados para caminar en el fango? ¿Es esa la naturaleza del hombre o una consecuencia de nuestras telarañas mentales?

Estoy escribiendo desde el aeropuerto. Lugar que se ha convertido en mi segundo hogar sobre todo en estas últimas semanas, gracias a una emocionante gira para mujeres vendedoras de toda la República. No he parado de tomar avión tras avión, de quedarme observando en las diversas terminales cómo se entrelazan las historias y los personajes. Como muchos van, muchos llegan. Han sido días realmente enriquecedores. Estar en este lugar representa toda una metáfora y espejo de nuestra vida.

Cada sujeto que camina por aquí tiene un origen y un destino. Algunos vuelan por órdenes del jefe, otros por cuestión laboral o de descanso, pero hay unos cuantos que lo hacen simplemente para reencontrarse con ellos mismos, para crecer, para inspirarse y así seguir andando en este mundo con otra visión.

Lo importante en un viajero no es el destino, sino el querer y hacer el viaje. Lo que realmente trasciende es lo que aprende en esa nueva aventura. Desde luego que implica una decisión, además de pagar el boleto y armar un plan: Hay que atreverse a dejar la comodidad del hogar, lo calientito de las sábanas y el ajuste perfecto de la almohada que no tiene ningún hotel, el café de las mañanas, el abrazo de la esposa, la rutina y el horario.

Estoy consciente que algunas personas realmente detestan viajar. Probablemente porque no tienen muy buena relación con estos cambios de planes, horarios, camas o comidas; o tal vez porque piensan que el avión es una arma altamente peligrosa y en donde su vida está en la cuerda floja de manera constante. Algunos otros, claro está, no pueden salir de su círculo geográfico por cuestiones económicas. Sea lo que sea, el mensaje es claro: Hay quienes viajan y disfrutan, hay otros que sólo se suben al transporte y hay otros que se quedan a observar.

Al respecto, cuentan una historia:

Había una vez un rey que recibió como regalo dos magníficos halcones de Arabia. Eran halcones peregrinos, las aves más hermosas que se hayan visto jamás. El rey entregó las preciosas aves al maestro de cetrería para que las entrenara.

Pasaron los meses y un día el maestro de cetrería informó al rey que uno de los halcones estaba volando majestuosamente, planeando alto en los cielos, pero el otro halcón no se había movido de su rama desde el día que llegó.

El rey convocó a curanderos y hechiceros de todas las tierras para atender al halcón, pero ninguno pudo hacer que el ave volara. Luego le presentó la tarea a los miembros de su corte. Sin embargo, al día siguiente, el rey vio a través de la ventana del palacio que el ave no se movía de su percha.

Habiéndolo intentado todo, el rey pensó: “Tal vez necesito a alguien que esté más familiarizado con la vida del campo para que entienda la naturaleza del problema”. Entonces le dijo a su corte.

- Vayan a buscar al granjero. A la mañana siguiente el rey se emocionó al ver al halcón volando muy alto sobre los jardines del palacio y le dijo a su corte:

- Tráiganme al hacedor del milagro.

La corte rápidamente localizó al granjero, quien vino ante el rey. Éste le preguntó:
- ¿Qué hiciste para que el halcón volara?

Con reverencia, el grajero le dijo al rey:
- Fue fácil, majestad. Simplemente corté la rama.

¿Conoces gente así? ¿Gente paralizada como estatua que no vive realmente por no querer tomar decisiones, por no arriesgarse?

En algunos casos, existe la oportunidad de que una llamada de atención de Dios, un gesto de amor, un accidente, el perderlo todo o un ángel que aparece de pronto, puedan ayudarte a cortar la rama. Pero desafortunadamente, en la mayoría de los casos no sucede así, y de pronto se te va la vida y te das cuenta todo lo que has dejado por no querer soltarte.

Hace algunos meses me encontraba dando una Conferencia Vivencial en una reconocida universidad del país, cuando una de las maestras asistentes se acercó al final del evento, en la sesión de convivencia y abrazos con el público, para compartirme la lamentable noticia de que su hermano estaba muriendo lentamente, debido al cáncer que le había sido detectado hace algunas semanas; desafortunadamente el diagnóstico médico no había llegado a tiempo y estaba muy grave.

“El pudo haber volado muy lejos, pero prefirió caminar, irse por lo normal y si no tuvo una vida dramática, si hoy podría escribir una historia indiferente y con escenas de soledad. Me da tristeza tan sólo verle a los ojos, saber lo que pudo haber sido y experimentado, y que ahora ya no hay forma de regresar la historia, ya no es ni podrá ser”, me dijo la maestra con voz entrecortada.

Todavía resuenan en mi cabeza esas palabras. Y más porque es una “coincidencia” que desde hace más de diez años me toca conocer y escuchar en ciudades de todo tipo, color y sabor, con personas muy diferentes pero con ese factor denominador que termina por aniquilar todas las aspiraciones, las buenas intenciones o los deseos de una vida extraordinaria: El miedo a ir más allá, de volar, de cortar la rama.

Este fenómeno ya ni siquiera depende del tipo de educación recibida, la religión, la cultura o la capacidad económica. Le pega a todos, literalmente a todos aquellos que, se privan tanto de vivir, de sentir, de experimentar para evitar exponerse y sufrir, que terminan sufriendo más, mucho más que antes de ponerse esas cadenas. Es como aquella mujer que se queja amargamente del porqué todos los hombres son iguales, que termina rechazando cualquier relación por ese mismo miedo, pero al paso del tiempo se vuelve a quejar amargamente el porqué está sola. Es entrar a un círculo vicioso que gracias a nuestras creencias parece imposible de cerrar.

Nos da miedo volar, porque hacerlo implica una responsabilidad y compromiso. Cuando volamos sabemos que somos los únicos dueños de nuestras decisiones. Ya no podemos echarle la culpa a la relación pasada, al jefe prepotente, a la mamá sobreprotectora o a la situación del país. Nos da miedo volar porque sabemos que al hacerlo cortaremos de tajo la vida anterior, esa historia que nos hacía sentir tan “cómodos” y tan “seguros”.

Nos da miedo volar, porque implica que muchas personas hablarán de nosotros, para bien y para mal. Representa que dejarás muchas personas a tu paso, algunas de ellas que probablemente conocías de toda la vida.

Nos da miedo volar porque no es lo que hace la gente normal, no es lo que te enseñan en casa ni en la universidad. “Lo aparentemente normal”, es encajar en la sociedad, seguir las conductas, normas, y prototipos de la mayoría.

Algunas de las razones por lo cual la gente se envuelve en este sistema de vida nada positivo y deja de tener resultados:

-Indiferencia: El pensar que todo es y seguirá siempre igual.
-Mediocridad: ¿Para qué ser mejor si así con esto ya más o menos vivo?
-Dependencia: Si fulanito me acompaña…Si Sutanita también lo hace…Si me amas…
-Miedo al futuro: ¿Y si me vuelven a traicionar? ¿Y si pierdo lo que tengo ahora? Mejor me quedó aquí. “Más vale malo por conocido que bueno por conocer”.
-Inseguridad: Lo más seguro es que me vaya mal. No creo tener tanta suerte.
-Ego: El querer ir más allá y volar significa que no estabas en el mejor lugar que tú pensabas. Definitivamente es un golpe duro y a la cabeza para tu ego, pero bajo un enfoque puramente racional, bastante primitivo.

Los demás, la sociedad, la pareja, los padres: En resumen, todos aquellos que andan por la calle y hasta aquellos que te aman, pero que piensan que lo que ellos creen es lo mejor para ti. Son todas las personas que te dicen “no te esfuerces” “no pierdas tu dignidad” “no te cambies de ciudad” “sigue como siempre, así estás bien”. Y que aunque tú sabes perfectamente que todo ese ruido mental no es verdadero para tu vida y ni siquiera te ayuda, te lo terminas creyendo por comodidad.

Uno de los libros que llegó hace poco a mi vida y agradezco infinitamente la sincronía para que esto sucediera, es de la autora australiana Isha, quien ha propagado de forma terrenal y práctica, el estado de libertad espiritual. En su libro (que es un deber leer si compartes nuestra filosofía) que precisamente lleva por título “¿Por qué caminar si puedes volar?” (en donde aparece también la historia de los dos halcones) habla sobre diversas facetas que nos ayudan a quitarnos ataduras y dejar de reprimirnos para ir a encontrarnos con lo que realmente deseamos. La primera de ellas es Abrazar el momento presente, y precisamente está basada en cortar la rama o como lo he mencionado en mis Conferencias y Seminarios, saltar la barda.

Cuando saltas la barda, encuentras realmente lo más emocionante de la vida, que desde hace mucho tiempo te estaba esperando. Cuando haces las paces con tu espíritu y con tu corazón, cuando realmente te perdonas y perdonas, cuando sanas, es justo ahí cuando desaparecen los rencores, las creencias negativas y el autoboicot. Es cuando te das cuenta, que el miedo a volar no te llevará a ningún lado más que a una indiferencia constante y a una vida descolorida.

¿Por qué no renunciar a la empresa y montar un negocio propio? ¿Por qué no hacer lo que más nos gusta para pasar más tiempo con la familia? ¿Por qué no tomar un mes de descanso, viajando sin destino? ¿Por qué no ir al cine solo? ¿Por qué no amar y dejarse amar? ¿Por qué no escribir ese libro, crear ese proyecto o saludar al desconocido? ¿Por qué no dejamos de caminar y comenzamos a volar?

Para vivir “de verdad”, intensamente, hay que correr riesgos. Quedarnos estáticos no resulta nada productivo y sí muy tedioso. Si por temor a caernos, no subimos a la bicicleta jamás aprenderemos lo que eso significa. Si todo el tiempo nos estuvieran cargando en la arena por miedo a ensuciarnos los pies, nunca conoceríamos el mar.

Es tiempo de despertar, de quitarse la venda de los ojos. Es momento para subirse al avión y volar. Regálate la oportunidad de decir SÍ, y de esta forma poder encontrarte con la vida que realmente deseas, basada en el amor, la paz, la abundancia y la felicidad.
Fuente: www.DavidMontalvo.com.mx


Atentamente,

Eloy Romero Laura
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